viernes, 4 de diciembre de 2015

Salud en Aguascalientes, siglo XVII.

Domingo Lázaro de Arregui. En su obra "Descripción de la Nueva Galicia" (Estudio preliminar de Francois Chevalier). Gobierno del Estado de Jalisco. México 1980, se registra lo siguiente:
1619: Es todo este reino bien templado, de buenos aires y sanos...
Los indios naturales son pocos respecto de las grandes mortandades que han tenido y tienen, que aún los años pasados de 1618 y 1619 hubo una gran dolencia entre ellos que apocó mucho la gente en este reino, sin las de atrás que redujeron a cuenta un número que, por las relaciones y ruinas que vemos, parece debía ser innumerable de gente.
Llaman los indios a estas enfermedades cocoliztle, y lo que es su pestilencia es un género de calentura muy fuerte, que parece aquella que los médicos llaman sínoco, y dales con un dolor en el vientre y flujo sanguíneo de él, con lo cual en ocho días se mueren, y algunos en dos o tres, y en tiempo de sanidad mueren algunos de repente sin más muestras de accidente que toser dos o tres veces y echar uno o dos bocados de sangre.
Y esto lo más común sucede con gente moza, y en el tiempo de sus enfermedades también mueren más de la gente moza que de la gente mayor. Por estos accidentes, y por su color y otras muchas muestras, parece vencer en esta gente la complisión sanguina, aunque en ser tan singuinos y lampiños que apenas tienen pelo en la barba y en todo su cuerpo, y los de la cabeza blandos y derechos, muestran ser de naturaleza flaca.
La villa de Aguascalientes ha sido siempre de esta jurisdicción [de Lagos] hasta ahora que la dividieron, y de ella y de las minas de Comanja, que son unas minas de poca cuenta en este reino, se ha hecho una alcaldía mayor que por ser tan nueva la división y las minas de tan poco nombre la pondremos aquí diciendo que la villa de Aguas Calientes es poblada de 15 o 20 vecinos españoles aunque en sus contornos hay otros muchos en estancias y labores, y tiene un cura clérigo.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Celos Profesionales

Atentado contra la caridad en Aguascalientes.
Xavier A. López y de la Peña
Controversia en el Aguascalientes del siglo XVIII, entre los religiosos (médicos y cirujanos prácticos) del Convento-hospital de San Juan de Dios y el médico Anastacio Pérez de Segura (a la sazón, único médico en la villa), quien protestara ante el Tribunal del Santo Oficio, porque le “quitaban clientela”.
Comunicación que hace llegar la autoridad local a los frailes juaninos:
Los repetidos clamores y quejas de muchos pobres de ambas clases que han llegado a mis oídos sobre haber ocurrido a alguno de los religiosos de este Santo Hospital pidiéndoles su asistencia a los enfermos que tienen en sus casas, por estar acostumbrados a experimentar la caridad de los padres y habérseles negado éstos, dándoles por respuesta que no pueden curar a ningunos fuera de los que están en su convento; me da motivo a la mayor compasión y refleja de una novedad tan extraña para mí y para este Pueblo.
No es de menor atención la que experimento en los pobres infelices de esta Real Cárcel, cuya curación y asistencia cotidiana tenía suplicada y encargada en desempeño de la Real Jurisdicción al padre fray Ignacio de Escobar quien con ambos auxilios ha llenado la confianza de ella e igualmente se ha retirado este padre de este encargo, quedando estos infelices en el desamparo que se deja ver.
En atención a unos objetos tan recomendables a mi atención, debo suplicar a V.P. que unos y otros miserables no perezcan por la falta de asistencia y consuelo de sus religiosos, a quienes espero reencargue V.P. los efectos de su piadosa profesión en este caso; y de haber en contrario motivo que lo embaraze, me lo comunicará V.P. a fin de tomar por mi parte las providencias que quepan en mi arbitrio.
Dios guarde a V.P. muchos años. Aguascalientes, noviembre 9 de 1791. =Pedro de Herrera Leyva. [Subdelegado de Intendente]
Respuesta de los juaninos:
Muy señor mío y de todo respeto. Por oficio que usted me dirige de 9 del que rige, y recibido, por el igual examino lo sensible que le son los clamores de los pobres de este público, fundados sobre encausarnos a la asistencia de los enfermos de ambos sexos que existen fuera de este santo Hospital en sus casas; lo que igualmente me es a mí más doloroso, por aquella piadosa inclinación que les profesamos; lo que no está en mi arbitrio condescender a sus clamores y consolarles respecto al serio motivo que lo embaraza, y diré a V.M.
que el médico don Anastacio Segura ha declarado con el mayor rigor contra mis religiosos escribiéndo a mi Rvdo. Superior y fundando su queja sobre que estos curan en el vecindario a los enfermos por quien son llamados, con agravio de su persona y facultad; y para más vigorizar el espíritu de su pretendida intención, corrió su informe al Tribunal del Protomedicato, quien haciéndole presente a mi Rvdo. Superior, tomó su Reverencia la providencia en obsequio de la tranquilidad, para sosegar la sublevación de este médico contra mis religiosos, de comunicarme su superior orden para que por ningún caso ejerciten estos la curación y asistencia de los enfermos fuera de este hospital;
la que les intimé con la correspondiente actividad para su observancia, y en efecto así lo están practicando juntamente conmigo, solicitando por este medio la quietud que apetecemos, y evitar las lamentaciones con que el referido médico se explica.
A consecuencia de la citada orden de mi Prelado Superior privé al padre fray Ignacio de Escobar de la cotidiana asistencia que por súplica de V. me tenía hecha y encargo de la Real Jurisdicción se desempeñara este religiosos con los pobres enfermos de estas cárceles, así de hombres como de mujeres las cuales desde luego con lo atención a lo acaecido no puede ya el religioso atender. Espero que estimado por V. por bastante la satisfacción que le manifiesto se dará por bien servido.
Dios nuestro Señor que a U. en la mayor exaltación [...] de este su convento hospital, orden de mi Padre San Juan de Dios, Aguascalientes, noviembre 10 de 1791.
B.L. de V. su más atento y seguro servidor =Fray Pedro Cardozo =

viernes, 2 de octubre de 2015

Primer sala de maternidad en el Hospital Civil. 1881.

Primicias en el Hospital Civil de Aguascalientes.
Xavier A. López y de la Peña.
El Dr. Manuel Gómez Portugal Rangel, hombre dinámico y a cargo de la dirección del Hospital civil, pronto se dio a la tarea de cubrir las necesidades del mismo. Dentro de sus primeras acciones, logró que se destinaran diez camas de las existentes en dicho nosocomio exclusivamente para la atención de mujeres embarazadas, lo que constituye la primer sala de maternidad hospitalaria en el Estado. Así mismo se creó el curso de obstetricia (para enseñanza de partos) que impartiría el propio médico, de acuerdo con el decreto 181 emitido por el Congreso del Estado el 14 de mayo de 1881, estableciéndose así el primer curso para parteras en la entidad y que a la letra dice:
[…]
Art. 1º. Se establecen en el Hospital civil de esta capital diez camas destinadas exclusivamente para mujeres embarazadas, rebajando dichas camas proporcionalmente del número total que existe en el establecimiento para toda clase de enfermedades respecto de ambos sexos.
Art. 2º. Así mismo se establece en el mismo local una cátedra de obstetricia cuyas clases dará el médico del hospital en la forma que determine el reglamento interior que forme el Ejecutivo.
Art. 3º. El curso completo de partos durará dos años, enseñándose las materias siguientes:
Primer Año.
I. Órganos de la mujer que sirven para la generación. II. Anatomía de la región pelviana y de los órganos contenidos en ella. III. Fisiología de la misma. IV. Nociones preliminares sobre el embarazo en sus diversas formas. V. Transformaciones del huevo. VI. Del embrión o feto. VII. Estudio especial de la cabeza del feto. VIII. Cuidados que reclaman la madre y el hijo.
Segundo Año.
IX. Perturbaciones de las modificaciones funcionales. X. De las enfermedades intercurrentes al embarazo. XI. De la distocia o partos difíciles. XII. Operaciones que dejan en su integridad los órganos de la madre y el hijo. XIII. Operaciones que necesitan algunas soluciones de continuidad de las partes del feto o de las partes maternas. XIV. De la lactancia. XV. De la Vacuna. XVI. Del destete.
Art. 4º. Al cabo de estos dos años de estudio, el profesor dará cuenta al Ejecutivo, de las personas que estén aptas para sufrir examen general además de los parciales que habrá de año en año.
Art. 5º. La Junta calificadora la formarán tres médicos que el Gobierno designe para el caso.
Art. 6º. El diploma será expedido por el mismo Gobierno previo informe de la Junta sinodal.
Art. 7º. Dichos diplomas serán el título para ejercer en el territorio del Estado.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Inicios de la atención médica al personal ferrocarrilero es Aguascalientes.

Xavier A. López y de la Peña
Desde 1883 tenemos noticias de la atención médica a personal del ferrocarril en Aguascalientes, (el tramo del ferrocarril Lagos-Aguascalientes recientemente se había terminado el 21 de septiembre) así, el 13 de octubre se rinde el presente informe con motivo del descarrilamiento de dos trenes de materiales y máquinas, las números 20 y 26 del Ferrocarril Central Mexicano, ocurrido en el puente del arroyo del “Cedazo”, inmediato a ésta ciudad, rumbo a Peñuelas.
Comparecen los señores William J. Kermachan, M.D. y Edward E. Shiels [éste último originario de Inglaterra], médicos cirujanos, quienes dan fe de haber reconocido 4 cadáveres de hombres:
• Eduardo L. Hopkins, soltero de 45 años, originario de Philadelphia, Pennsylvania de los E.U. del norte, de oficio maquinista que tiene una herida en el occipital, que al parecer fracturó el hueso y varias contusiones en todo el cuerpo.
• El segundo cadáver es de Thomas de Jury, soltero, de 26 años, originario de Ohio en los E. U., maquinista de la locomotora No. 26, presentando una herida en el frontal en forma de cruz, teniendo por ambos lados como cuatro centímetros de extensión; otra herida en la barba como de 3 cm. y varias contusiones en todo el cuerpo. Un tercer cuerpo de un desconocido y el cuarto, que se llamó Longinos N. natural de la ciudad de México.
• La autopsia de los cuerpos la realizó el Dr. Manuel Gómez Portugal Rangel en el Hospital civil.
Poco después, y luego de muchos trabajos, el 24 de febrero de 1884 entró a la ciudad el primer tren de pasajeros del Ferrocarril Central Mexicano. Todos los habitantes celebraron con júbilo, bombo y platillo tan novedosa y promisoria empresa.
Este primer hospital, o para ser más precisos, el primer servicio médico del ferrocarril en Aguascalientes se localizó de forma inicial y temporal, en la esquina que forman la calle de Juan de Montoro y la calle de Hidalgo.
Posteriormente, la construcción del hospital de manera formal, se inició bajo la dirección y trámites que hizo el Dr. Henry Sanford Squires, médico norteamericano a cuyo cargo estaba la dirección del mismo servicio médico desde el año de 1884.

lunes, 10 de agosto de 2015

Seguro por enfermedad a sacerdotes. Siglo XVIII.

Interesante inicio del seguro por enfermedad en este Edicto fechado en 1777, obra del obispo de Guadalajara, fray Antonio Alcalde, en que le pide a los curas no suspender las contribuciones a los sacerdotes por enfermedad.
Xavier A. López y de la Peña.
Nos el Mtro. D. Fray Antonio Alcalde del Sagrado Orden de Predicadores, por la Divina Gracia y de la Santa Sede Apostólica obispo de Guadalajara, Nuevo Reyno de la Galicia y de León, Provincias del Nayarit, Californias, Coahuila y Texas, del Consejo de su Majestad, etc.
A nuestro curas beneficiados de los curatos comprendidos en todo el distrito de este nuestro Obispado (que incluye Aguascalientes, por supuesto), salud y gracia en Nuestro Señor Jesucristo. Hacemos saber cómo habiéndonos enseñado la experiencia, que cuando alguno de los ministros adscritos a sus beneficios, se inhabilitan por enfermedad de no continuar en el ejercicio de la administración, les suspendan la contribución de la congrua con que obligaron sus curatos para su manutención. Y no siendo justo y conforme a la equidad, la justicia y la razón, el que perdiendo los susodichos su salud en el propio ejercicio de la administración, se les deje correr con lo necesario para su alivio, y más cuando la razón natural nos hace ver la caridad que debemos usar con aquellos que en nuestro servicio la han perdido.
En cuya atención, con consulta de hombres teólogos y timoratos hemos resuelto librar el presente, por cuyo tenor mandamos a todos nuestros curas beneficiados, que enfermándose en el actual ejercicio de la administración algún ministro, le atiendan en cuanto sea posible con los sufragios correspondientes a su indigencia y enfermedad, hasta que consiguiendo su restablecimiento y sanidad, pueda continuar en su ministerio. Igualmente mandamos y ordenamos a dichos nuestros curas beneficiados, que teniendo necesidad de adscribir a algún sujeto su curato para que administre los Santos Sacramentos en él, a más de la asignación que le hicieren para su congrua de sustentación, se han de obligar precisamente a darles 100 pesos que han de empezar a ministrarlos, luego que se verifique caer enfermos en el actual ejercicio de la administración para el socorro de las urgencias que les ocurrieren en su enfermedad, hasta que del todo se hallen libres de ella, y con fuerzas bastantes para seguir en la administración, a cuyo tiempo cesará la contribución.
Y en el evento que la enfermedad imposibilite de tal manera al ministro, que no pueda trabajar en la administración pero sí en las cabeceras, los curas le administrarán dichos 100 pesos consignados, y les darán casa para su habitación, dejando al arbitrio de dicho cura lo más que quisieren ministrarles, siendo de cargo del ministro todas las veces que buenamente pueda confesar, explicar la doctrina cristiana, o ejercer otro cualesquier acto de administración de los Santos Sacramentos; y porque puede acontecer que la enfermedad la contraiga por ser contrario a su salud el temperamento del lugar, y le sea preciso mudarse a otro distinto, en este caso nos informarán dichos curas con toda claridad y expresión, para en su visita tomar las providencias que convenga.
En cuya conformidad y no de otra manera deberán presentarnos las cartas de adscripción, para que a título de ellas podamos conferir a los adscritos los sagrados órdenes, de modo que no viniendo en esta conformidad no les administremos. Y para que llegue a noticia de todos, y ninguno alegue ignorancia, mandamos que este Edicto se despache por cordillera por las veredas acostumbradas de nuestro obispado.
Dado en la ciudad de Guadalajara a 22 de enero de 1777 años. Fray Antonio Alcalde, obispo de Guadalajara.- Por mandato de S.S. Ilma. el obispo, mi señor.- Ignacio Vázquez.

miércoles, 8 de julio de 2015

"Sanatorio y Maternidad Esperanza". Aguascalientes, México, 1942.

Xavier A. López y de la Peña
El 10 de junio de 1942 se estableció el “Sanatorio Esperanza” en el edificio de la calle de Persia No. 76, que era también la carretera federal número 45.
El edificio que ocupó, fue inicialmente construido para el Internado de Niñas del Colegio Morelos, mismo que fue clausurado en el año de 1934. Ulteriormente se estableció el “Centro Social Morelos” en la calle Madero, impulsado por la United Christian Missionary Society, los Discípulos de Cristo, protestantes, que acudían al Templo Cristiano.
En la obra “Los Discípulos en México” (Ruth Rebecca Leslie & May Ella Wilson. Los Discípulos en México. Historia de la Iglesia Cristiana “Discípulos” en México. Tipográfica Jival. México 1971, p. 155), se asienta:
En el informe anual del año 1942 se lee: La hazaña más nueva y espectacular que tuvo lugar en Aguascalientes fue la apertura, en agosto, del Sanatorio La Esperanza, en el edificio construido antes para internado de niñas. Aunque por varios años se había pensado en este proyecto, todo se había pospuesto en espera de mejores tiempos. Pero llegó el momento y el sanatorio tuvo que organizarse en forma casi repentina y sin equipo, todo con el fin de utilizar el desocupado edificio que estaba a punto de ser expropiado por el gobierno con el fin de ser utilizado para la defensa civil o darle otros usos que podrían resultar en su pérdida permanente.
Anteriormente, misioneros y creyentes se percataban del inadecuado servicio médico que se proporcionaba en la región. De hecho, en julio de 1941, el señor Roberto Hopkins, presidente de la Sociedad Cristiana Misionera Unida, la señora Mae Yoho Ward, secretaria de la referida Sociedad para la América Latina, y los señores Virgil A. Sly y Tilford T. Swearingen, visitaron la misión en Aguascalientes y se dieron cuenta de tal necesidad.
En abril de 1942 enviaron a México al doctor Kenneth Bonham, para que investigara la posibilidad de establecer un hospital en Aguascalientes. Se consultó entonces con carpinteros y albañiles el costo que importaría acondicionar el edificio abandonado del Colegio Morelos, ubicado en la calle de Persia, para fundar en él un hospital y, desafortunadamente el precio estipulado resultó tan alto que se abandonó el proyecto.
Corrían tiempos difíciles en medio de la Segunda Guerra Mundial y la señorita May Ella Wilson Bennet, preocupada por los rumores de la posibilidad de perder el referido edificio en el cual sólo vivían el señor José Cadena y su esposa como guardianes de la propiedad, consultó el asunto con el señor don Celestino López, Alcalde de la ciudad (1941-1942) y miembro de la Iglesia Central.
De acuerdo a éstas conversaciones, en junio de 1942 se consideró la posibilidad de rentarlo a la Cruz Roja quienes ya lo habían solicitado con anterioridad.
Elma C. Ireland entonces, hizo un escrito dirigido a los directivos de la Cruz Roja aceptando la solicitud de renta del edificio. Sin embargo. Antes de enviar esta carta, los señores Eduardo Huegel de Gari y Paul C. Kepple Baker, se presentaron informando que en el Concilio Central de Evangelismo, en el que se discutió sobre este negocio se estuvo en desacuerdo con que el edificio fuera rentado. Así que se le negó a la Cruz Roja su renta, sin embargo, también se recibió otra solicitud de renta, esta vez por parte del gobierno, a cuya petición era extraordinariamente difícil negarse.
Antes de darle al gobierno una respuesta, se trabajó intensamente durante unos tres días retirando muebles, instalaciones sanitarias y hasta los tanques para el agua que estaban en la azotea del edificio, a fin de resguardarlos en el Centro Morelos ubicado en la calle de Madero.
En estas circunstancias, la señorita Wilson le escribió a la señora Mae Yoho Ward (1900-1983), secretaria ejecutiva para Latinoamérica de la United Christian Missionary Society, el 10 de julio de 1942 diciéndole: Esta es otra carta urgente con copias a los misioneros en México y en los Estados Unidos.
Por favor, perdónenos si parece que estamos tomando las cosas en nuestras propias manos. Ayer el doctor Jesús Medellín Sánchez, que usted conoce, vino a vernos y sólo yo hablé con él. Me preguntó acerca del edificio y dijo que el gobernador estaba presionándolo para que buscara un lugar para las clases de enfermería de la Cruz Roja y para ello sugería nuestro edificio y que tenía que responderle con un sí o no a la brevedad. Le dije entonces que teníamos contemplada la posibilidad de establecer allí un hospital de maternidad y que estábamos haciendo planes para ello lo más rápidamente posible. También le comuniqué que ya habíamos solicitado a una enfermera pero que todavía no teníamos respuesta.
El doctor Medellín siguió insistiéndome en una respuesta afirmativa o negativa, sin embargo, en forma amigable me dijo que si poníamos unas cuatro o cinco camas allí hoy mismo y reuníamos al Comité Directivo, y elaborábamos una solicitud para el efecto dirigida al Presidente de la Beneficencia Privada (que era el mismo doctor Medellín Sánchez), todo podría arreglarse y el edificio quedaría resguardado.
Le contesté que prácticamente no teníamos nada, excepto el edificio, fe y un gran deseo, pero que haríamos el esfuerzo para ello y que convocaríamos al Comité Directivo para hacer la solicitud a fin de empezar a funcionar legalmente.
De inmediato me reuní con la señoritas Ireland y Nunn para informarles del problema, orar con ellas y pensar en las personas que habrían de constituir el Comité. Escogimos a siete personas y las convocamos para una reunión el mismo día a las tres y media de la tarde.
Para beneficio de los misioneros que conocen a las personas invitadas doy sus nombres a continuación, aunque todavía no sabemos de la aceptación de todos ellos: señoras Socorro C. viuda de Castillo, Joaquina C. de López de Lara, Margarita Muñoz de López, A. de Pimentel, señorita Concha Valdivia, señora Isaura Solís y doctor Aníbal Westrup. La señora López de Lara y el doctor Aníbal Westrup no están en la ciudad al momento, sin embargo seguiremos adelante aunque falten estos dos.
Por favor, perdónenos por no esperar una reunión del Comité Directivo. Una tarjeta del señor Huegel dice que ellos están a favor de una maternidad, si se puede organizar. Hablamos con el señor Kepple por teléfono anoche. A ellos les parece bien seguir adelante.
Antes de la hora citada para la reunión del Comité Directivo se habían agregado a él los nombres de las señoritas Florinda Cantarell, May Wilson, como también los de la señora Cristina P. de Westrup y el señor Sotero Galaviz. En dicha reunión hubo elección de oficiales y se determinó asignarle el nombre de “Sanatorio Esperanza”.
El inventario que se tenía contaba con: 5 camas (de los catres que habían quedado del internado), 5 mesas (las sillas que habían quedado de la primaria del Colegio Morelos) y un aguamanil (del internado). También se redactó una solicitud al gobierno de Aguascalientes, pidiendo permiso para empezar un sanatorio, iniciándolo solamente con un departamento de maternidad.
La señora Pimentel ofreció mandar pintar de blanco todas las mesas y sillas. Cada uno de los miembros del Comité ofrecieron sábanas y ropas de cama. La señora de Westrup, junto con su comisión de finanzas, recibió la misión de visitar las casas comerciales y la de sus amistades en solicitud de ayuda. En estas visitas la señora de Westrup recibió también cobijas, bacinillas, medicinas y muchos artículos más, algunos muy útiles, otros no. La Iglesia de San Luis y el Centro Social Morelos de Aguascalientes ayudaron económicamente.
La Comisión de personal, a cargo de Margarita M. de López y May Wilson, después de diversas consultas, consiguieron la ayuda del doctor Óscar Hernández Duque, con un sueldo mensual acordado de $65.00 por su ayuda y el empleo de su nombre como responsable. El doctor Hernández Duque, en gesto de generosidad, prestó su mesa de operaciones. El problema de una enfermera jefe se resolvió escribiendo a la señorita Evangelina Chávez, recomendada por el pastor Arturo Andrade. La señorita Chávez llegó a la ciudad de Aguascalientes el día 27 de julio de 1942.
La Compañía de Luz donó y conectó el servicio eléctrico. También se conectó el teléfono. El pastor Andrade, con la ayuda de José Medina y Donaciano Álvarez, regresaron a sus antiguos lugares las tinas para el baño y otros enseres que se habían resguardado en el Centro Social Morelos.
La clase de intermedios de la escuela dominical limpió los cuartos del edificio y cortó flores. El día primero de agosto la señora Socorro C. viuda de Castillo y familia se cambiaron a un departamento del segundo piso, de modo que la señorita Chávez no tuviera que vivir sola en el edificio.
La señora Elvira Trujillo de Robles ofreció ayudar por el sólo privilegio de aprender un poco de enfermería. El citado día primero de agosto las señoritas Chávez y Wilson revisaron y separaron las cosas útiles que habían quedado del internado. Pocos días después se compraron las cosas más urgentes: una estufa de petróleo con dos quemadores, una olla para hervir agua y varios metros de franela gruesa para envolver a los recién nacidos. En total, se gastaron cien pesos. Don Juan Lee, dueño de una tienda de abarrotes, regaló tres cajas de madera que fueron arregladas para cunas.
El entusiasmo era enorme y se tenía planeado realizar una fiesta de inauguración con programas impresos y con la asistencia del señor gobernador del Estado, otra fiesta con regalos para la primera niña que naciera, siempre que sus padres le pusieran el nombre de Esperanza, anuncios por radio y muchos más.
No se pudo tener la ceremonia de inauguración, como se había planeado, porque al último momento el señor gobernador no pudo asistir.
El primer bebé recibido en la maternidad, el día 17 de agosto de 1942, fue un hombre al que se le puso por nombre: Moisés. Este niño era tan grande al nacer que no cupo en la bien arreglada cuna y hubo necesidad de acostarlo en otro lugar.

miércoles, 3 de junio de 2015

Siervas de María, Ministras de los Enfermos, en Aguascalientes.

Presencia de Las Siervas de María, Ministras de los Enfermos, en Aguascalientes a principios del siglo XX.
Xavier A. López y de la Peña.
Este instituto, se fundó el 15 de agosto de 1851 en Madrid, España, gracias a los oficios de su iniciador el sacerdote español D. Miguel Martínez y obtuvo la correspondiente aprobación pontificia en el año de 1876.
A solicitud de la señorita Mercedes López y con el apoyo del cura párroco de su parroquia, don José María Martínez, el día 28 de enero de 1902, escribieron a la R. M. General Josefina Díaz, solicitando la presencia en Aguascalientes de la comunidad Siervas de María, Ministras de los Enfermos; en ella, la primera se comprometía a entregarles casa equipada, a cubrir los gastos del pasaje para seis hermanas y proveerles de todo lo necesario una vez que estuvieran en la ciudad.
La R. M. General aceptó gustosa y el 10 de junio de 1902 llegaron a la ciudad de Aguascalientes las tres primeras fundadoras: La Madre Teodora López como Superiora, y con ella, Sor Dominica Irúrzun y Sor Liboria Pablos. Más tarde se agregaron tres hermanas más y quedo integrada la Comunidad. El día 4 de octubre de 1903, otras dos Hermanas llegaron a la ciudad para hacerse cargo de una parte del hospital "Miguel Hidalgo", recién inaugurado, si bien sólo permanecieron en él hasta el año de 1909.
En el Capítulo General de 1904 fungió como Superiora la Madre Teodora López. En 1907 fue sustituida por la Madre Inés Pérez, y a su vez a ésta le sustituyó, por enfermedad, Sor Dominica Irúrzun.
En la visita reglamentaria que realizó la R. M. General, Dolores Serrano, en el año de 1909, se envió a Sor Dominica como Superiora a la ciudad de San Luis de Potosí y para Aguascalientes nombró a la Madre Teodora López.
El 6 de julio de 1913 fue nombrada entonces como Superiora a la Madre Cristeta Barba, quien no pudo tomar el cargo por los problemas acarreados por la revolución, por lo que continuó en el cargo la referida Madre Teodora López.
Como consecuencia de este movimiento revolucionario, las Ministras tuvieron que abandonar Aguascalientes el 16 de mayo de 1914 con rumbo a la ciudad de León, Gto. Regresaron poco después tras el triunfo de los federales y se mantuvieron ejerciendo en la ciudad su ministerio con no pocas dificultades, hasta que en el año de 1926 sufrieron un nuevo amago por parte de las autoridades gubernamentales vía la Secretaría de Gobernación y tuvieron que abandonar la ciudad nuevamente el 21 de abril de 1926; Sor Antonia Liste y Sor Javiera Vértiz se dirigieron a la ciudad de Guadalajara, Sor Gloria Albajas y Sor Socorro Redín viajaron a San Luis de Potosí.
El 4 de septiembre de 1926 salieron las tres últimas Hermanas: La R. M. Portaceli Linares viajó a la ciudad de Kansas en EUA, y Sor Trinidad Loidi y Sor Emelina Dean a la ciudad de México.
Con las autorizaciones correspondientes, la fundación en la ciudad de Aguascalientes tuvo lugar nuevamente el 19 de marzo de 1985. Actualmente están dedicadas a la asistencia domiciliaria y en hospitales.

viernes, 1 de mayo de 2015

Canto la ciencia. 1888.

Poema del Dr. Manuel Gómez Portugal Rangel (Aguascalientes 1849-México, D.F. 1935).
Xavier A. López y de la Peña
Canto la ciencia! Canto la victoria de esta serie de dioses y de mitos que en letras de oro transmitió la historia.
De esa pléyade inmensa de proscritos que del Ocaso hasta el extremo Oriente la ignorancia llamó siempre malditos.
Y lo fueron así de gente en gente y augustos solitarios, nunca el mundo comprendió lo que llevan en su frente.
Sumidos vagan en dolor profundo y donde quiera que mi vista alcanza ludibrio son del hado furibundo.
Aquél que viera un mundo en lontananza completando la obra de Dios mismo, en oscura mazmorra se le lanza.
Quien lo trajo a la fe y al cristianismo y a la luz esplendente del progreso la ingratitud prepárale un abismo.
Quien combatió sin tregua el retroceso en el foro, en el libro, en la tribuna la muerte paga con helado beso.
La burla y el baldón; todo lo adula el hombre que liberta o que redime; así la humanidad desde su cuna
Injuria a Prometeo si llora o gime encadenado en escarpada roca, ¡A nadie en su odio criminal exime!
Nada respeta en su soberbia loca, a Sócrates el sabio impía condena ¡Y la cicuta lleva hasta su boca!
Jesús después en la región serena de su alma de poeta, al proletario y al que arrastra del siervo la cadena
Pretende redimir; más el sectario del fanatismo estúpido y artero apaga aquella antorcha en el Calvario.
¡Silencio... nada más! Que ya no quiero ese abismo sondear donde la muerte guarda del odio y del rencor rastrero,
Al sabio esclarecido, al varón fuerte al que supo al hermano encadenado libertar de su yugo y de su suerte.
¡Odio y rencor! espíritu menguado que en el alma lo bueno desbarata ¡Cuántas vidas sublimes has costado!
Nunca tu campo que envilece y mata lo fecunde la fuente cristalina de augusta ciencia con su linfa grata.
Nunca su luz brillante y purpurina se asome por tu Oriente, ni remonte la montaña, la loma o la colina;
Y sobre el bosque, la llanura, el monte, la nieve caiga, se amontone el hielo y de luto se cubra el horizonte!
¡Oh nunca! ¡No es verdad! Hija del cielo no eres tú la que matas o que hieres, no la que ocultas con tupido velo
Al hombre sus derechos y deberes, no la que aleve y pérfida concita Nación contra nación... ¡Eso eres!
Eres la madre que afanosa invita a los pueblos reunidos de la tierra a deponer el odio y la maldita
Venganza de la muerte y de la guerra ¡De amor y de progreso es la sublime Misión que tu alma generosa encierra!
Lincoln por ti, intrépido redime al pobre negro que arrastró cadena y en triste esclavitud se agota y gime. De mágica esperanza el alma llena en el cadalso [Antoine] Lavoisier espira tras tanto padecer y tanta pena.
No la amenaza que espantosa gira sobre su frente, a Galileo conmueve en su oscura prisión, en ti se inspira;
Y a pesar de la Biblia audaz se atreve a exclamar con acento sobrehumano: "Y sin embargo siento que se mueve."
[Girolamo] Savonarola y [John] Huss con sabia mano separan las malezas del camino que hasta Dios nos conduce soberano;
Cobarde el odio, esgrime el asesino y alevoso puñal, la hoguera atiza, y en el nombre de Dios santo y divino
En el tormento atroz los descuartiza, los expone al ludibrio y la vergüenza y reduce sus cuerpos a ceniza.
¿Do el martirio concluye? ¿Do comienza? ¿Quién lo supo jamás? ¿Quién lo ha sabido? ¿Quién hay que al vulgo en su ignorancia venza?
¡La ciencia nada más!... Si dividido el humano linaje por rencores que del camino recto lo han perdido
No encuentra en el Oriente lo fulgores del astro que al progreso lo conduce con tibios y suaves resplandores;
Si en la humana conciencia aún no reluce como nuncio de paz la blanca estrella que a todos con su brillo nos conduce:
Pronto, esplendente, majestuosa y bella lanzará con purísimo vislumbre de su luz la vivífica centella.
¡Alta la frente!... ¡Ved! Su roja lumbre ilumina de un polo al otro polo; Ya no hay sombra, no más incertidumbre, ¡Vamos pues al trabajo! Ni uno solo se quede con pereza rezagado o por que aliente en su cerebro el dolo.
Que la ciencia corone al esforzado que el trabajo emprendió sereno y fuerte, y que nadie olvide al cobarde y degradado que no supo luchar hasta la muerte.

sábado, 4 de abril de 2015

Farmacéutico Atanasio Rodríguez Ramírez.

(Aguascalientes, Ags. 1801- m. Aguascalientes Ca. 1873)
Xavier A. López y de la Peña
Atanasio Rodríguez Ramírez, nació en Aguascalientes, Ags., el 20 de agosto de 1801. Sus padres fueron el señor Antonio Rodríguez Suárez y la señora María de la Luz Ramírez.
Farmacéutico que participó en la conformación de Aguascalientes como un estado independiente. El 2 de mayo de 1835 se celebró una reunión abierta de cabildo en la que participaron los procuradores Atanasio Rodríguez Ramírez y José María Barros refiriéndose contra la administración de Zacatecas a la que estaba sujeta Aguascalientes, diciendo que la situación de Aguascalientes era lamentable “porque si volvemos la cara hacia atrás no veremos otra cosa que la dominación absoluta ejercida sobre nosotros hasta el grado de avasallarnos”, y entonces hicieron la siguiente propuesta:
La ciudad de Aguascalientes,[que] hasta ahora ha pertenecido al Estado de Zacatecas, componiendo una de las municipalidades, de hoy en adelante se emancipa e independe del mismo Estado, y es su voluntad constituirse en Territorio, poniendo esta determinación en conocimiento de los Supremos poderes Legislativos y Ejecutivo de la Unión, solicitando su superior aprobación... Como respuesta, el Congreso General aprueba el 23 de mayo de 1835 una ley que le concede a Aguascalientes provisionalmente, la categoría de territorio de la República, bajo la inspección directa del gobierno de la capital.
Se puso al frente de la administración del Hospital de San Juan de Dios a partir de 1837 al morir el padre Fray Mariano del Castillo quien se había hecho cargo del hospital desde su secularización en 1820, siendo entonces el primer administrador laico de tan noble institución, y entregó posteriormente la administración a don Mariano Guerrero el 24 de abril de 1838. Días antes, el 2 de abril de 1838 hizo la siguiente comunicación: “Hasta hoy concluyen las partidas [de enfermos] por haberse cerrado este Hospital”.
En 1837 fue integrante de la 1ª. Junta Departamental de Aguascalientes al lado de Francisco Flores Alatorre, Pedro José López de Nava, José María de Ávila, Lucas Mazón, Joaquín de Ávila y Felipe Nieto, prestando juramento ante el gobernador el 26 de marzo de 1837.
En 1844 también formó parte de la Junta Departamental junto con el farmacéutico Antonio Rayón Mellado, y el Dr. Rafael Díaz de León.
El señor Anatasio Rodríguez Ramírez, era probablemente el dueño de la botica “Rodríguez” de acuerdo al siguiente aviso publicado en “El Patriota” del 3 de septiembre de 1847 y conservando su ortografía:
El establecimiento de BOTICA, cita en la plaza de armas conosida con el nombre de RODRIGUEZ, se ha vuelto a abrir con un exselente surtido de medicinas nuevas y selectas, que espenderán al público y a las personas que deseen igualarse a precios muy cómodos, obserbando la esactitud debida en el despacho de resetas, para que obren con la energía apetesible contra las enfermedades a que han sido aplicadas. Esta botica llevaría más adelante el nombre de “El Comercio” y a cargo del farmacéutico Luis de la Rosa.
El día 20 de noviembre de 1847 el farmacéutico Atanasio Rodríguez Ramírez participó con el Dr. Guadalupe Rivera, el farmacéutico Antonio Rayón Mellado y el estudiante de medicina Margarito Sierra, en la exitosa amputación del brazo izquierdo de una mujer de 56 años de edad, siendo la 1a. vez en que se usaba como anestésico el éter en la entidad.
Don Atanasio Rodríguez Ramírez combinó sus conocimientos farmacéuticos con la política ya que en el periodo del año1850 al 1853 ocupó la gubernatura del Estado al dejar don Jesús Terán el cargo. El boticario farmacéutico y político era descrito por Agustín R. González como “... un hombre de pueblo, farmacéutico y médico sin título, no muy conocedor de los ramos de la administración pública; honrado, devoto, de trato afable y desinteresado. Tenía relaciones con casi todas las familias, era consultado por muchas de ellas, y de otras conocía hasta los secretos que le confiaban. Era popular y su popularidad crecía hasta el puesto que desempeñaba; pero irresoluto, débil, una bandería explotó a este hombre convirtiéndole en su instrumento”.
Durante su gestión política enfrentó las luchas entre liberales y conservadores en medio de una gran inestabilidad política, económica y social en la que campeaban también la escasez y carestía de alimentos así como enfermedades epidémicas.
Es probable que muriera en el año de 1873 ya que en ese mismo año, el 5 de septiembre, el Dr. Juan González Alcázar, apoderado del finado Atanasio Rodríguez, solicita un amparo contra la toma de sus propiedades [una casa en la calle del Chorro valuada en $2,880.00, 2 casas en el pueblo de San Marcos y un solar anexo en una de ellas] para garantizar el pago a doña Josefa López y otras monjas exclaustradas.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El Dr. Valentín Gómez Farías en Aguascalientes.

Xavier A. López y de la Peña
Se tiene conocimiento de este certificado que expidió el Dr. Valentín Gómez Farías durante su ejercicio profesional en Aguascalientes. Destacado médico y político precursor del liberalismo en México, que nació en Guadalajara, Jalisco, el 14 de febrero 1781. Hijo del español peninsular y comerciante José Lugardo Gómez de la Vara y de la criolla María Josefa Martínez y Farías.
“Certifico y Juro: Que don Juan José de Echarte, teniente coronel del Regimiento de Dragones Provinciales de Nueva Galicia, padece una inflamación crónica en el lado derecho, junto a las costillas falsas. Esta enfermedad, aunque a beneficio de los remedios, manifiesta en el día una remisión muy favorable, ha extenuado mucho al enfermo por su larga duración y por el vómito, la inapetencia, la falta de sueño y la tos que han sido sus síntomas principales; y como la naturaleza de este militar estaba ya debilitada por enfermedades anteriores cuya causa no se ha podido exterminar (sic), se ha reducido a un estado en que para mantener su vida achacosa y amenazada de nuevos males, es menester que viva con sosiego y sujeto a una dieta exacta, circunstancia que en el día juzgo incompatibles con el servicio de las armas, por cuyo motivo, como también porque padece una hernia inguinal, lo considero inútil para este destino.
Aguascalientes, 21 de febrero de 1815. Valentín Gómez (Farías) -Rúbrica-.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Reglamento de Policía del Partido de Ocampo (Asientos), 1870.

De este Reglamento de policía del Partido de Ocampo (Asientos), sólo se registran los artículos con fererencia a la salubridad e higiene.
Xavier A. López y de la Peña.
[...] Artículo 8º. Todos los artículos de primera necesidad, como las carnes, semillas, pan, etc. etc. serán de buena calidad, sin adulteración ni composiciones nocivas a la salud.. Se prohibe el expendio de carne de animales muertos por enfermedad.
Artículo 9º. Se prohibe el expendio de licores adulterados [o mezclados] con agua, bajo penas graves a los contraventores.
Artículo 10. Los fogones para freir carnes o para cualesquiera otro uso en el exterior de las habitaciones, calles o plazas, así como los aventaderos de maíz, que no sea a extramuros de la población, quedan rigurosamente prohibidos.
[...] Artículo 13. Se prohibe orinar y excretar en las calles, esquinas y contra las paredes de las fincas, y que se arrojen aguas sucias y corrompidas por los caños y se tiren a las calles.
Artículo 14. Se prohibe que los cadáveres permanezcan insepultos más de veinticuatro horas y más de doce en tiempos de epidemia, cuidando que al conducirlos al campo santo vayan cubiertos.
Artículo 15. Quedan prohibidos los velorios que consisten en hacer fandangos a los párvulos muertos.
Artículo 16. Se prohibe la venta de sustancias medicinales, como preparaciones mercuriales, opio y toda sustancia venenosa, si no es precediendo la aprobación de facultativo.
[...] Artículo 19. Todos los domingos a la salida del sol estarán barridas y regadas las calles, haciéndolo cada persona con el tramo correspondiente a la casa que ocupa y amontonando las basuras en la boca calle más inmediata para que los correccionales las levanten, haciendo lo mismo con las basuras del interior de las habitaciones. [...]
Asientos, noviembre 11 de 1870. Jesús Bernal. Oficial 1º.

miércoles, 7 de enero de 2015

Informe del Hospital Civil de Aguascalientes. 1861.

Hospital Civil San Juan de Dios, Aguascalientes, Ags., México.
Xavier A. López y de la Peña.
Informe correspondiente al mes de enero.
Ingresos 33, Defunciones 4.
Notas:
1ª. Las enfermedades dominantes, son las neumonías, fiebres tifoideas; dependiendo esto del rigor del invierno y de las malas condiciones higiénicas en que vive la clase indigente.
2ª. Las afecciones venéreas se presentan en caso dos terceras partes de la población: las causas ocasionales son numerosas; pero la infección es más marcada. Sería conveniente que la Junta de Sanidad excitara a las autoridades respectivas para que la multitud de mujeres públicas que se hayan atacadas de la sífilis se obliguen a curar en el hospital, siempre que no puedan hacerlo por su cuenta, prohibiendo la entrada a dichas casas, de la juventud inexperta; entendiendo que el que suscribe, Médico de este hospital, ha reconocido en seis meses, cuatrocientos cincuenta sifilíticos, en esta proporción: mujeres 300 y 150 hombres.
3ª. Luego que el Exmo. Ayuntamiento provea al hospital del pus vacuno, se procederá a su administración como está prevenido.
4ª. Faltan en el hospital instrumentos de cirugía para las diversas operaciones que se presentan, un aparato de fumigación e hidroterapia.
Aguascalientes, enero 31 de 1861.- Juan G. Alcázar.- Administrador, Francisco Mazón Emazabel.