miércoles, 4 de diciembre de 2013

Datos para la historia de la medicina en Aguascalientes.

Xavier A. López y de la Peña
Relación de Nuchistlán por Francisco de Plaza, Alcalde mayor por su Majestad de las minas de Tepeque y valle de Xuchipila y Corregidor de Nuchistlán. 2 de diciembre de 1584.
“... Nuchistlán, porque es tierra donde se dan “muchas tunas”. “Tiene este dicho pueblo [Nuchistlán]... doscientos cincuenta y dos tributarios; y, antes de que se conquistaran, había más de cuatro mil indios y, después de la rebelión, como se alzaron, los hacían esclavos y mataron muchos. Y, después acá, hubo pestilencia de viruelas, en que murieron muchos; y habrá ocho años, poco más o menos, que, de otra peste que les dio, murieron, de tres partes, las dos. Y, desta manera han venido en disminución hasta el dicho número”. [...]
“Tenían estos dichos indios [de Nuchistlán] por costumbre encerrarse en una casa, y tomar un poco de piciete y sahumarse con él (que es una yerba que embriaga) dende prima noche, y estaban en la dicha casa suspensos hasta la media noche, que no bullía nadie. Y, luego, se salían de aquella casa que se iban, poco a poco, a bañarse a un charco o río que fuese muy hondo y, en el camino hablaban con el Demonio, y este les decía lo que había de hacer, y si había de ser valiente o no. Y, si le decía que había de ser valiente, llegaba al agua y tomaba con las dos manos un golpe de agua y se lavaba la cara, y se volvía luego a su casa muy contento. Y, si no le decía nada el dicho Demonio, llegaba al río y se bañaba, y lo cruzaba dos veces bañándose, y luego se salía y se volvía a su casa. Y tenían, ansimismo, un ídolo de piedra en quien adoraban, y, ansimismo por él, les decía el Demonio lo que habían de hacer. Y tenían, ansimismo, un ídolo de piedra en quien adoraban, y, [apa]recía también el Demonio en figura de mujer médica, que les curaba sus enfermedades y les decía cuando habían de morir o sanar”.
[...]
Y dijeron que, antiguamente vivían mucho, hasta que se quedaban corcovados de viejos y, enhestándose, se quebraban y morían; y que tenían por médico a el dicho Demonio, y que se les aparecía en figura de mujer y les decía el mal que tenían, y si habían de morir de él o no”. Y que “este dicho pueblo es tierra fría y sana y de buen temple, y, cuando les dan algunas enfermedades a los indios dél, son paperas, dolor de costado y les sale sangre de las narices. Y, para esto, tienen por remedio ponerse, donde les duele, algunas raíces y las beben, y ocotzótl, que por otro nombre se llama “trementina”, y otras raíces y yerbas que ellos tienen y conocen, y estas son sus medicinas”.
“Hay... unos árboles que se dicen mezquites... y otros que se dicen magueyes, que tienen los naturales, los cuales son de muy grande aprovechamiento: son tenidos en mucho, porque de ellos se visten y comen, y sacan miel y vino y vinagre y cáñamo, y curan con él heridas y otras enfermedades, y les sirve de otros muchos efectos”. Y tienen “muchas raíces y yerbas medicinales con que se curan, y, principalmente, con el dicho árbol de maguey”.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Primeros médicos indígenas en el centro de México.

Xavier A. López y de la Peña.
En la Relación de la Jornada que hizo en el año de 1541, don Francisco de Sandoval Acazitli, cacique y señor natural que fue del pueblo de Tlalmanalco, provincia de Chalco, con el señor Visorey Don Antonio de Mendoza cuando fue a la conquista y pacificación de los indios chichimecas de Juchipila, se da la noticia de la presencia de dos médicos indígenas, ya cristianizados, de la manera siguiente:
Dicha jornada inició el día lunes 29 de septiembre del año de 1541 y el referido cacique llevó como divisa y armas: una calavera de plumería con sus penachos verdes, una rodela de lo mismo, y en ella un bezote de oro retorcido, con su espada y su ichcahuipil, y vestido con un jubón colorado, y sus zaragüelles, zapatos y borceguíes, y un sombrero blanco, y un pañuelo grande con que se amarraba la cabeza, y un collar de pedrería con dos cadenas.
[...] Días previos al ataque contra los enemigos chichimecas atrincherados en el cerro de Nochistlán, y en la parte donde paró todo el ejército de los naturales comenzaron a prevenisrse de sus armas y a marchar, y fueron abajo a parar, en donde los fue a encontrar el capitán de Tlacotlan, que llevaba consigo a los de Tonalan, que iban con ellos Martín de Silva y Esteban el de Xuchimilco, que fueron los que llevaron a los enfermos a Tonalan, así a los que hirieron en Tototlan, como a los que habían caído de enfermedad que salieron de Acatlán. [...]
Son entonces los primeros médicos indígenas de los que se tiene memoria en territorio en el que más tarde (1575) y en sus cercanías habría de establecerse la Villa de la Ascención, hoy Aguascalientes.

martes, 22 de octubre de 2013

Próxima Sesión, martes 5 de noviembre.

http://medicinaaguascalientes.blogspot.com
Estimado Asociado(a):
Con la presente y de acuerdo con nuestros estatutos, se cita a Sesión y Asamblea General Ordinaria a celebrarse el próximo día martes 5 de noviembre de 2013, en punto de las 20.30 hrs., en 1ª. Convocatoria, y a las 21 hrs. en 2ª. Convocatoria con los que asistan, en el Auditorio “Dr. Alfonso Pérez Romo” de la Unidad Médico-Didáctica de la UAA, bajo el siguiente:
Orden del día: 1. Lista de presentes. 2. Sesión a cargo del Dr. Xavier A. López y de la Peña: “Ideas sobre la inmortalidad del alma del Dr. Jesús Díaz de León Ávila”. 3. Informe general de actividades de la Asociación durante el bienio 2012-2013, por el presidente. 4. Propuesta de candidatos y elección de los mismos para integrar la nueva Junta Directiva para el bienio 2014-2015.
Gracias, recibe un cordial saludo y esperamos tu puntual asistencia.
Junta Directiva 2012-2013:
Presidente Dr. Xavier A. López y de la Peña Secretario Dr. Luis Muñoz Fernández Tesorero Lic. en H. Bertha María Topete Ceballos Primer Vocal Dr. Lorenzo Jiménez Villaseñor Segundo Vocal Mtro. Ángel Hernández Arias

martes, 15 de octubre de 2013

Sobre la inmortalidad del alma.

IDEAS SOBRE LA INMORTALIDAD DEL ALMA, DE JESÚS DÍAZ DE LEÓN ÁVILA.
Xavier A. López y de la Peña
El Dr. Jesús Díaz de León Ávila, enfrentó su conciencia y a la sociedad católica en la que vivió, al publicar en 1894, en Aguascalientes, México, su libro: Apuntes para una tesis sobre la inmortalidad del alma. En este trabajo analizamos dicha obra para saber ¿qué objetivo persigue?, ¿cómo aborda el tema?, ¿bajo qué circunstancias lo escribió?, ¿qué argumentos utiliza?, ¿qué aportaciones nos ofrece? y otras. Encontró que la idea del alma se basa en un concepto filosófico, contraponiendo al materialismo con el idealismo y sigue entonces la vía del racionalismo especulativo. Identifica al ser humano formado por polvo cósmico animado y evolucionado hasta el orden jerárquico biológico superior y a la inteligencia como producto cerebral que trasciende la temporalidad estructural de la materia que, mediante el progreso ético y moral, le conducirá a la sabiduría suprema, al conocimiento de la verdad, al numen creador. Materializó al alma conforme a su lógica científica y, de acuerdo con sus experiencias psicológicas en torno al hipnotismo y la telepatía, justificó la trascendencia del alma en el nivel extracorpóreo. Reunió estas ideas con la estructura del cerebro-inteligencia y las proyectó, vía del perfeccionamiento moral, a la consecución del conocimiento, la verdad última y única mediante la argumentación teosófica.
Libro editado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Aguascalientes, México 2013. Pp. 87. ISBN 978-607-8285-15-0

martes, 17 de septiembre de 2013

El último médico de Napoleón Bonaparte en Aguascalientes, México.

El Dr. Francois Antommarchi en Aguascalientes.
Xavier A. López y de la Peña
El Dr. François Carlo Antommarchi, que naciera en Baragona, Mursiglia, en el año de 1789 y muriera en Santiago de Cuba en 1838, fue el último médico que asistió a Napoleón Bonaparte durante su prisión y muerte en la isla de Santa Elena. Este personaje estuvo en la ciudad de México y Aguascalientes en el año de 1835. En este lugar, realizó el análisis del agua de una de sus conocidas fuentes termales, junto con varios profesionales locales. lo que demuestra la importancia y reconocimiento que la comunidad científico-médica de Aguascalientes le brindaba. El reporte es el siguiente:
“Agua de San Ramón”. Examinada por el Sr. Dr. Antonio Antomarchi, el día 18 de noviembre de 1835, por la mañana, en presencia de los Sres. Facultativos médicos y farmacéuticos D. Guadalupe Rivera, D. Rafael Díaz de León, D. José María López de Nava, D. Joaquín Martínez, y de los Sres. D. Rafael Solana, D. Luis Ximenez, D. Octaviano de la Rosa, y D. Albino León, y el que suscribe, Mariano del Castillo. Tratada con acetato de plomo precipitó poca cantidad de sulfato de cal. Tratada con potasa diluida, nada. Tratada con nitrato de plata, dio un precipitado blanco. Tratada con tintura de tornasol, nada. Tratada con ácido oxálico, precipitó magnesia. Tratada con el sulfato de cobre, precipita en blanco. Tratada con tintura de agallas, nada. Tratada con agua de cal, demostró la existencia de ácido carbónico. El día 19 en el mismo manantial nombrado el baño de San Ramón, se repitió el examen de dichas aguas por el expresado Dr., en presencia de los Sres. Rivera, Díaz de León, Martínez, Rodríguez, Ximenez, Rosa, Castillo y León, cuyos resultados fueron: Al sacar el agua del manantial enrojeció un poco la tintura de comelina tuberosa (flor) lo que demuestra la existencia del gas ácido carbónico libre. Con el agua de cal precipitó y violentamente desapareció el precipitado quedando diáfana, lo que confirmó la observación anterior. Con el acetato de plomo, dijo el Sr. Dr., que lo había demostrado en mayor cantidad. Con la potasa caústica líquida, nada. Con el sulfato de cobre, dijo demostrarse el sulfuro de cobre. Con el nitrato de plata, dijo que resultó el hidroclorato de cal. Con el ácido oxálico, dijo que se demostraba la magnesia. ¿No sería la cal? Grados de calórico en dicho baño, 35.

lunes, 5 de agosto de 2013

Primer botica en el occidente de Nueva España

Primer Botica en el occidente de México
Xavier A. López y de la Peña
Nuño Beltrán de Guzmán, a la sazón Presidente de la Primera Audiencia de México por reales cédulas expedidas en Burgos el 29 de noviembre y 13 de diciembre de 1527 se decidió a expedicionar hacia el occidente yendo contra los chichimecas en su afán de conquista de tierras, hombres, poder y dinero, y prácticamente huyendo de México tras sus notorios desórdenes y desmanes; salió de México a fines de 1529 [Diciembre 21 o 22]. Su ejército, estuvo compuesto con “ciento cincuenta de a caballo y otros tantos peones bien armados”, auxiliados por cerca de ocho mil mexicanos, tlaxcaltecas, huejotzingos y xochimilcas y doce piezas de artillería menuda; “setenta ballestas y cincuenta escopetas y doce terillos de bronce con sus bancos y muchas lanzas y mucha munición de saetas y cascallos e hilo de ballescas y curazas para los peones e indios y ropa de rescate y otras cosas para darles, y dos fraguas y mucho hierro y herrajes y herramientas e clavazones para hacer algún bergantín si fuera menester, y vino, vinagre e aceite y harina
y una botica de medicinas y tres mil cabezas de puercos... e carneros y ovejas...otras largas provisiones de tocinos e quesos y conservas y cosas necesarias para enfermos...”.

martes, 23 de julio de 2013

Epilepsia

Xavier A. López y de la Peña
El médico griego Hipócrates de Cos (460-370 a: C.), considerado en la cultura occidental como "padre de la medicina", entendía a la epilepsia sólo como "otra enfermedad" y en un intento de separarla de la superstición refería:
“Conviene que la gente sepa que nuestros placeres, gozos, risas y juegos no proceden de otro lugar sino del cerebro. A cerca de la 'enfermedad sagrada' no me parece más sagrada que las demás enfermedades, sino que tiene una causa natural. A mi parecer, aquellos que hicieron sagrada esta afección eran iguales que los actuales magos y purificadores, impostores y charlatanes que utilizan lo divino para ocultar su impotencia por no contar ninguna ayuda que ofrecer...”.
En Aguascalientes, México, esta es la primera descripción de un cuadro epiléptico que hemos encontrado:
El infrascrito Médico Cirujano residente en esta ciudad. Certifico y juro que José Eleno López padece unos ataques convulsivos que lo privan del uso de sus facultades intelectuales, a la vez que de su sensibilidad; además sus músculos entran en un estado de rigidez e inmovilidad. Su respiración queda suspendida, hinchadas sus venas, la cara congestionada, su pulso pequeño y débil, presentando en fin todo el conjunto de síntomas que en mi concepto caracterizan “los accesos epileptiformes”. Por otra parte podríamos añadir a lo que precede el estado habitual del enfermo en los intervalos del ataque “su atontamiento, la falta de memoria, la incertidumbre de la mirada, la dilatación de las pupilas, su modo de andar inseguro y especial. Por último todo ese cuadro de fenómenos que expresan los defectos físicos y enfermedades correspondientes al sistema cerebro-espinal y de los nervios que inutilizan para el servicio militar. A petición del interesado y para que la autoridad a quien corresponda dictamine lo que juzgue conveniente. Extiendo el presente a los diez y ocho días del mes de enero de mil ochocientos sesenta y seis. J. Refugio Camarena (Rúbrica).

jueves, 6 de junio de 2013

Vacuna anti variolosa en Aguascalientes

Xavier A. López y de la Peña
La vacuna contra la viruela fue traída a Aguascalientes desde la Intendencia de Zacatecas a la que pertenecía, por José de Rosas en 1804 o 1805, y tanto su preservación como administración sufrió muchos reveses como este que se relata:
Por falta de celo patriótico… vemos perdido en esta Jurisdicción aquél noble beneficio y específico remedio de la vacuna, … y para reponer… tal pérdida son venidos dos jóvenes vacunados en Zacatecas que en toda la semana estarán dispuestos a propagar la semilla mas siendo interesante su conservación por orden del Gobierno, capaz de perpetuarla ruego a V.M. se encarguen de su establecimiento y permanencia por un método sencillo que pueda llevarse a la posteridad proponiéndome delegarle su administración y distinguido celo por el bien común adoptarse por aceptado para que publicado por Bando se observe y cumpla. Dios guarde a V.V., Aguascalientes marzo 12 de 1810. Bernardino Díaz de Cossío. Sres. Presidente y vocales de la Junta de Caridad.
Posteriormente D. Bernardino Díaz de Cossío, Alcalde ordinario de primer voto en la Subdelegación provisional en la ciudad de Aguascalientes y sus partidos, emite el 15 de marzo de 1810 el siguiente bando:
Siendo… de común beneficio la propagación de la vacuna [contra la viruela]… acordó este Ilustre Ayuntamiento establecer… la permanencia y conservación de aquella semilla señalando… el miércoles de cada semana en que a las tres y media de la tarde estarán los que hayan de vacunarse en la sala de Casas Reales con asistencia de uno de los Alcaldes ordinarios, uno de los regidores en turno, y un eclesiástico… que con la campana mayor y nueve campanadas se anuncie al público desde las dos y media… Hará la vacunación semanaria el facultativo D. José Victoriano Guerrero de acreditada instrucción e igualado para lo general del vecindario ayudándole el maestro Francisco Macías, quien porque ha de tener obligación de llevar todas las semanas lo menos dos jóvenes útiles para vacunarse. Disfrutará el salario de cuatro pesos mensuales que se librarán al fondo de Posito, pues que aquélla conservación es de utilidad al común de la jurisdicción. Y para que todo se observe y cumpla se publicará por bando y fijará en parte pública.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Manuel Gómez Portugal Rangel.

Xavier A. López y de la Peña
A mediados del siglo XIX Aguascalientes iniciaba su soberanía como estado independiente de la Federación y en la ciudad se libraba una lucha por el poder entre las fuerzas liberales y conservadoras. Acababa la lucha contra los invasores norteamericanos, cuando ya llegaban los franceses y se constituía el Imperio de Maximiliano. En este tiempo nace nuestro personaje.
El Dr. Manuel Gómez Portugal representa la imagen olvidada del decimonónico aguascalentense, médico, político, docente, escritor, ensayista y poeta, que dedicó su vida al frente del Hospital civil, el otrora Hospital de San Juan de Dios y que luego daría paso al Hospital “Miguel Hidalgo” del que siguió siendo su director hasta el año de 1911.
Fue un hombre público nacido en las entrañas del poder; querido y respetado por muchos, como también odiado y vilipendiado por otros.
El Dr. Manuel Gómez Portugal nació en 1849 en Ciénaga Grande, Aguascalientes. Fue hijo de la señora Refugio Rangel y del coronel Jesús Gómez Portugal. Estudió primaria en su ciudad natal y posteriormente viajó a la ciudad de México donde cursó el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria concluyéndola en 1875. Aquí, fue discípulo y seguidor posteriormente, del Dr. Gabino Barreda, cabeza del movimiento reformador de la educación e introductor del positivismo en México. Luego se inscribió como alumno supernumerario en la Escuela Nacional de Medicina en la ciudad de México y recibe su título de Médico Cirujano el 3 de febrero de 1880. Para recibirse presentó la tesis: La Transfusión de la Sangre. Al concluir su carrera y graduarse, el Dr. Manuel Gómez Portugal regresa a ejercer a la ciudad de Aguascalientes a fines de 1880. Instala consultorio y se hace cargo de la dirección del Hospital Civil en 1881, puesto ocupara previamente el Dr. Jesús Díaz de León Ávila. En febrero de 1881 propuso llevar en el Hospital Civil un curso teórico práctico de partos y con el Decreto 181 del 14 de mayo 1881 se le aprobó dedicar 10 camas para atender embarazadas en el Hospital civil. Contrajo matrimonio en octubre de 1881 con la señorita Evangelina Guinchard.
De ideología liberal, rápidamente se incorporó a la vida política local sumándose al círculo del poder en torno a don Alejando Vázquez del Mercado que fuera gobernador de 1887-88, de 1891-95 y de 1903 a 1911. Compartió y alternó el poder con los doctores Ignacio N. Marín, Jesús Díaz de León Ávila, Enrique C. Osornio, Francisco C. Macías, J. Guadalupe Ortega, Ignacio Arteaga, José G. Cruz, Carlos M. López y otros.
Formó parte casi ininterrumpida de la Legislatura local, ya como diputado suplente de 1885 a 1895 o como propietario de 1903 a 1911. Se desempeñó como director del Hospital civil desde el año de 1881 hasta 1903 y desde éste año hasta 1911 en el Hospital “Miguel Hidalgo” como arriba referimos. Fue miembro de la Juntas de Beneficencia y de Salubridad, así como orador en diversos actos públicos, e integrante de la comisión para celebrar los festejos por el Centenario de la Independencia Nacional, entre otras. El Dr. Gómez Portugal, fue un prolífico escritor que disfrutaba darse a conocer y ser leído. Luchaba por destacar entre la sociedad aguascalentense y hacia gala de elocuente orador en cuanta ceremonia se le presentaba. Dejó escritas diversas obras en varios géneros: divulgación, cuento, teatro, poesía, periodismo, ensayo y política. De las comunicaciones acerca de su experiencia clínica, tanto en el Hospital civil como de su práctica privada, se presentan algunas: El 12 de diciembre de 1882 realizó con éxito una Desarticulación del hombro y también aquí se hace mención por primera vez del uso del cloroformo en la entidad. En 1889 reporta la primera cirugía craneal realizada en la ciudad. En 1891 publicó Descripción de la epidemia de influenza que reinó en Aguascalientes a principios de 1891, con algunas reflexiones sobre su naturaleza, tratamiento, etc. En este mismo año publicó, colaborando con el Dr. Jesús Díaz de León, Apuntes para el estudio de la Higiene de Aguascalientes. Algunas otras comunicaciones del Dr. Gómez Portugal Rangel fueron: 1888: Herida penetrante de abdomen. 1891: Tratamiento del tifo. 1892: Alimentación en el Hospital civil. 1896: Casos de erisipela. 1908: Código Sanitario del Estado en colaboración con el Lic. Gordoa. 1911 Informe al Sr. Genaro García, rico hacendado al que le ofrecía sus servicios. En 1907 es nombrado Químico Analista del Consejo Superior de Salubridad. En 1909 integra el Club Reeleccionista [Porfirio Díaz] con lo que sella su debacle política y social al terminar el Porfiriato en 1911. En 1911 hace el análisis del agua del Ojocaliente y hace consideraciones acerca del plomo de las tuberías por las que se conduce ésta. Este distinguido médico, sin embargo, fue tildado de “amigo de borracheras” con el gobernador Vázquez del Mercado y caricaturizado en múltiples ocasiones; que se había doctorado en “empleomanía” y que desde que nació, que “tenía la ubre del erario pegada en la boquita, y no ha llegado a soltarla nunca”. “Médico de escasa clientela que busca en el salón del congreso una canonjía que le dé influencia sin trabajo y sin responsabilidad; no encarna ningún principio político, ni alguna idea de bienestar para nuestro Estado”. Otras voces, como la del Dr. Pedro de Alba se expresaron así de él: “…nuestro profesor de química, era hombre de cultura literaria que escribía discursos, cuentos y versos de circunstancias …era el que más influencia ejercía en el campo de la literatura, de la Historia de México y la Sociología; había sido discípulo de Gabino Barreda y se consideraba como el primer cerebro entre los librepensadores de Aguascalientes”. El último registro de su presencia en la ciudad de Aguascalientes está en la lista de médicos que ejercen en la misma correspondiente al año de 1919.
El Dr. Manuel Gómez Portugal Rangel, un personaje olvidado al que se le debe el reconocimiento a su entrega por el bienestar de los aguascalentenses y cuyo nombre, merecidamente, debería ostentar orgullosamente el Hospital hoy denominado “Miguel Hidalgo.”
Lamentablemente, hasta hoy, desconozco el lugar y la fecha de su defunción.

viernes, 12 de abril de 2013

José María Herrera

Cirujano en Aguascalientes a principios del siglo XIX.
Xavier A. López y de la Peña
A inicios del siglo XIX, el control político-administrativo de Aguascalientes era separado de la intendencia de Guadalajara y anexado a la de Zacatecas. Tiempos de hambruna y epidemia que afectaron a su población, estimada en diez mil habitantes para la ciudad y de treinta y tres mil para su jurisdicción. Recibió el impacto de la invasión de Napoleón a España y el establecimiento, en la Nueva España, del voto popular para elegir a los miembros del ayuntamiento acorde con la Constitución de Cádiz, así como de otras libertades que ésta confería a los ciudadanos. El orden político, económico, social y cultural de Aguascalientes entró entonces en agitación. Llegó la ideología liberal de los pensadores franceses, se relajó el poder hegemónico español sobre sus posesiones de ultramar y se avivó entre la población criolla la idea de independencia de España. Finalmente, Aguascalientes proclamó y celebró el día 21 de junio de 1821 su independencia de España, con la presencia del jefe realista de la subdelegación, Felipe Pérez de Terán y del doctor y capitán, Valentín Gómez Farías. En este agitado inicio del siglo XIX vivió y trabajó en Aguascalientes el cirujano, José María Herrera.
Nació en la villa de San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende, Gto) cerca del año 1765. Cirujano en el Departamento de San Blas, (Nayarit) con categoría de supernumerario. En 1794 se incorporó al servicio del Rey en sus navíos, con sueldo de 70 pesos mensuales y ración diaria de real y medio. Embarcó en este puerto en la fragata La Concepción, navegando para la Compañía de las Filipinas a los puertos de California, Acapulco y Cavite [Filipinas]; aquí, se embarcó en 1797 en la fragata mercante Olive con rumbo a España, para desembarcar luego en el puerto de Tenerife. En este puerto se incorporó ahora a la fragata de guerra La Esmeralda con destino de regreso al puerto de Veracruz en la Nueva España. El 2 de abril de 1799, en el puerto de Acapulco, le expide un certificado médico al Sr. José María Arteaga, Ministro Tesorero de la Real Caja de Acapulco:
“Don José María Herrera Profesor Médico Cirujano del Establecimiento de San Blas, y actualmente destinado en la Fragata Real nombrada La Princesa anclada en este Puerto de Acapulco. Certifico: Que habiendo sido llamado para actuarme en las dolencias que acompañan a Don José María Arteaga, Oficial Real de este Puerto, y encargarme de su curación; y procediendo a informarme de los síntomas que en él se advierten, observé hallarse varias partes de su cuerpo pobladas de varias petequias que denotan lo obstruido de las extremidades capilares de los vasos, hedor en el aliento y putrefacción en las encías que manifiestan la corrupción de los humores; escaso apetito a los alimentos, pervertidas las digestiones y laxitud en los miembros, cuyos síntomas acompañados de una vida ordinaria como se advierte en dicho paciente, dan una idea nada equívoca de la existencia de una vida sedentaria como se advierte en dicho paciente, dan una idea nada equívoca del vicio escorbútico, y estando [dice] el mencionado Don José María Arteaga, dotado de un temperamento bilioso=sanguíneo y nutrido con sólo carnes por no proporcionar el país que habita alimentos de otra clase, y siendo el clima de dicho puerto de las peores cualidades para proporcionarle su perfecto recobro; soy de sentir tener necesidad de habitar por algunos días de un clima más templado para poder entablarle un método curativo más pronto y seguro, el que juzgo por difícil de poderse de poderse practicar en este puerto, por no disfrutarse en él, de los más propios alimentos (como llevo expuesto) y de aires puros y templados que, según mi parecer son de primera necesidad…
Para 1800, a los 35 años de edad, solicitó licencia definitiva de su cargo como cirujano de la Real Armada y continuar con el goce de uso del uniforme, alegando estar enfermo. Efectivamente, el cirujano don José María Joaquín Mendoza, de la capital de la Nueva España, le expidió un certificado en 1801 diciendo que:
...adolece aun de una obstrucción en el bazo y un reumatismo que le sobrevino en la pierna izquierda que le produjo hasta el presente una exostoses o tumor sobre el hueso y reconociendo ambas enfermedades cierta habitual perversión en los humores, aunque no de riesgo, se necesita largo tiempo para disipar de raíz dichas enfermedades.
A pesar de esto, las autoridades reales no aceptaron su solicitud y, sin embargo, el cirujano Herrera nuevamente la reiteró en 1802 alegando, además, que ya había muchos cirujanos en San Blas y que sufría muchos accidentes... y que se encontraba gravemente enfermo de una obstrucción en el vientre que me amenaza grave riesgo en mi salud. Entonces, el distinguido cirujano José María Maldonado a la sazón, también enfermo en el puerto de San Blas en mayo de 1802, hizo recomendación de que el cirujano Herrera permaneciera en el puerto mientras se recuperara. Al fin, se le concedió la licencia solicitada, pero sólo para viajar a Guadalajara. En esta ciudad solicitó una ampliación de la misma y fue valorado ahora por el doctor Mariano García de la Torre, catedrático de Prima y médico del Hospital de San Miguel o Real de Belén diciendo que:
lo he hallado bueno y sano, expedito en todas sus acciones, bien nutrido y en sus potencias ningún demérito, sólo si hay una obstrucción del vientre, resulta de unas calenturas intermitentes, las que en el día cuando más podrá traerle alguna ligera incomodidad para montar a caballo, y si este ejercicio no se la destruye, podrá a largo tiempo traerle también alguna enfermedad hipocondríaca y más seguro será si vive mucho tiempo en el puerto de San Blas en edad más crecida, pero en el día su mocedad y estado de salud que tiene, juzgo podrá soportar muy bien dicho temperamento.
Con este informe, su licencia fue rechazada y se le ordenó reincorporarse a su destino, sin embargo, el cirujano Herrera advirtiendo éste resultado y sin esperar más, ya se había refugiado en la ciudad de Aguascalientes. Hasta aquí alcanzó la orden superior pero, dada su eficacia profesional en la ciudad y la falta de cirujano en ella, el cabildo de Aguascalientes abogó por él ante el virrey El virrey aceptó la petición pero aclarando que, a partir de ese momento (abril de 1803), el cirujano Herrera quedaría separado del servicio real, no recibiría apoyo alguno y no tendría derecho a hacer ninguna reclamación futura por ello. A pesar de la benevolencia del virrey y sin saberse ninguna respuesta más, el cirujano Herrera siguió solicitando desde entonces y hasta cuando menos el año de 1809 autorización para hacer uso de uniforme y fuero militar. Todavía en 1819 seguía presente en Aguascalientes ejerciendo como cirujano retirado de la Real Armada y gozando de cierto prestigio y fama en la villa y en la región, pues se tiene información de que hizo el reclamo por el pago de honorarios por la curación hecha al capitán don Pedro Iriarte (hijo de don Bernardo Iriarte, a la sazón dueño de la Hacienda de Pabellón en Aguascalientes), en la vecina ciudad de Lagos.
Es posible que el distinguido cirujano guanajuatense, retirado de la Real Armada, José María Herrera, que prestara sus servicios profesionales en el turbulento Aguascalientes de principios del siglo XIX hubiera terminado sus días en la entidad.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Desarticulación del hombro. 1882.

Xavier A. López y de la Peña
En el hospital civil de Aguascalientes el Dr. Manuel Gómez-Portugal Rangel, auxiliado por el Dr. Saturnino González y siguiendo la técnica propuesta por el Dr. Francisco Montes de Oca [Guadalajara] realizaron la primera operación de desarticulación del hombro el 12 de diciembre de 1882.
Mujer de 18 años de edad, de buena constitución, ingresada a este Hospital el día 10 de diciembre con dos fracturas con minuta: la primera de los huesos del antebrazo izquierdo en su tercio inferior, con salida de los fragmentos, y la segunda en el tercio superior del húmero del mismo lado, causadas ambas por una máquina de moler maíz en la cárcel pública de mujeres.
Dudando si amputar el antebrazo o dejar que la fractura se consolidase con los cuidados necesarios o si me decidiría por la desarticulación del hombro, por creer más seguro el éxito, consulté con mis entendidos compañeros los doctores Carlos M. López y Jesús Díaz de León, los cuales, después de maduro examen optaron por la desarticulación a la que yo me encontraba fuertemente inclinado.
Propuse el procedimiento de mi maestro el Dr. Montes de Oca, que modifica como se sabe ventajosamente el de Larrey y fue aceptado, quedando aplazada para el día 12 siguiente la operación.
Cloroformada la enferma y colocada convenientemente, el Dr. Saturnino González hizo la compresión de la arteria subclavia por el método de Dall. Procedí a la operación [Dr. Gómez], por haberme cedido el cuchillo bondadosamente mis compañeros, y fue llevada a cabo sin nada extraordinario más que tener que ligar dos o tres gruesas arterias subcutáneas que seguramente reemplazaban a las acromiales, pues no las pudimos encontrar ni se revelaron por ninguna hemorragia. Seguimos posteriormente los preceptos que tantas veces le oímos al Dr. Montes de Oca en sus clínicas, y verdaderamente quedamos sorprendidos al levantar el primer apósito y apreciar el buen estado de la herida; los dos tercios inferiores cicatrizaron de primera intención; habiendo seguido una marcha tan feliz, que después de veinte días toda la herida estaba cicatrizada y si no dimos luego de alta a esta mujer, fue por asegurarnos del buen estado de la cicatriz.
Informo este caso -concluye el Dr. Manuel Gómez Portugal Rangel- por dos razones: 1ª. Por ser la primera operación de este género que se practica en este Hospital, 2ª. Para mostrar que el procedimiento del Dr. Montes de Oca, aun en manos inhábiles como las mías, da buenos resultados.